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Los cristianos reciben los siete dones del Espíritu Santo durante el bautismo. Nos hacen propensos a obedecer las demandas del Espíritu Santo en todo lo que hacemos. Esto nos ayuda a vivir equipados con las virtudes necesarias para hacer la vida más significativa. Según la EWTN (Cadena de Televisión del Verbo Eterno), "Los siete dones perfeccionan las virtudes intelectuales, así como las de la voluntad y el deseo".
Sabiduría
La sabiduría es el don más importante del Espíritu Santo. Tener este don nos permite ver las cosas de la misma manera que Dios las ve. Podemos obtener sabiduría buscando constantemente los pensamientos y deseos del Señor a través de la oración, estudiando las Escrituras y cultivando una relación íntima con Él. La sabiduría nos lleva a emitir un juicio desde una perspectiva divina.
Comprensión
La comprensión es el don que nos da una mejor y más profunda comprensión de los misterios de la fe cristiana. Nos ayuda a tener un conocimiento más claro de las enseñanzas y postulados de la iglesia. Según el sitio web de la iglesia católica romana San Juan, "este don genera una gran confianza en la palabra de Dios y lleva a quienes la tienen a llegar a verdaderas conclusiones a partir de los principios revelados".
Consejo
El don de un consejo nos da la intuición para hacer lo correcto en circunstancias difíciles. Nos permite practicar y perfeccionar la virtud de la prudencia o saber qué hacer y qué evitar en diferentes situaciones. Según Éxodo dice: "El Espíritu Santo habla al corazón a través del don del consejo y muestra qué hacer a quienes lo tienen".
Fortaleza
La fuerza es el don de la fuerza, la firmeza y el coraje que nos permite obedecer y cumplir la voluntad del Señor en todo momento. Nos ayuda a superar obstáculos y perseverar en nuestra fe, confiando constantemente en la providencia divina para equiparnos con la virtud necesaria.
Ciencias
Con el don de la ciencia, podemos discernir y descubrir la voluntad del Señor en todas las cosas y juzgar todo lo que nos rodea según la perspectiva divina. La iglesia católica romana San Juan dice: "El don de la ciencia generalmente se llama" la ciencia de los santos "porque permite a quienes la poseen diferenciar rápidamente los impulsos y tentaciones de las inspiraciones de la gracia".
Lástima
El don de la piedad perfecciona nuestro amor por Dios. Desarrolla este amor instintivo que sentimos por él como padre, haciéndonos obedecerle con más naturalidad, ya que confiamos plenamente en su amor por nosotros.
Temor de Dios
El temor de Dios nos equipa con un rechazo del pecado y una ofensa contra Dios. No proviene del temor al castigo del Señor, sino que proviene naturalmente de nuestro profundo amor y respeto por Él.