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Un error común de los dueños de perros es la idea de que la toxemia solo está relacionada con el embarazo. Si bien las mujeres embarazadas y los animales gestantes pueden desarrollar toxemia infecciosa (preeclampsia), aún no se ha demostrado que esta enfermedad se presente espontáneamente en perras gestantes, pero generalmente se ha relacionado con una enfermedad renal. La toxemia canina suele ser el resultado de una enfermedad subyacente o insuficiencia orgánica y puede ser extremadamente difícil de tratar. A menudo es económica y emocionalmente costosa para los dueños, lo que resulta en un mal pronóstico para el perro.
Causas
La toxemia canina se puede definir como una infección sistémica en todo el cuerpo resultante de la propagación de productos bacterianos o toxinas a través del torrente sanguíneo. Las causas pueden ser diversas, pero generalmente comienzan cuando una infección localizada se propaga por el cuerpo. Las heridas que no se limpian y vendan adecuadamente, las enfermedades intestinales que matan la flora intestinal beneficiosa y permiten que la flora bacteriana dañina se multipliquen y la insuficiencia renal que no puede eliminar las toxinas del cuerpo a través de la orina pueden provocar toxemia. Los perros pueden desarrollar esta enfermedad al ingerir sustancias químicas o venenos de plantas a través del sistema digestivo. También se ha demostrado que la mastitis, una infección e inflamación de las glándulas mamarias, es una causa de toxemia en perras gestantes y lactantes.
Síntomas
En general, los perros con toxemia muestran síntomas de insuficiencia orgánica aguda en todo el cuerpo, que incluyen ictericia, depresión, letargo y fiebre alta. La disminución del apetito, la diarrea y los vómitos también son síntomas comunes. La presión arterial baja, la debilidad muscular, la producción fecal baja y la producción baja de orina pueden ser signos de infección sistémica. En las etapas finales de la enfermedad, el perro puede tener dificultad para respirar y puede tener una acumulación de líquidos en los pulmones y la cavidad abdominal.
Prevención / solución
La mejor prevención de la toxemia en perros es tratar la causa o enfermedad subyacente. Esto significa que es fundamental mantener las heridas limpias y libres de bacterias, así como seguir los protocolos de tratamiento veterinario para todas las enfermedades. Si se presenta la enfermedad, el veterinario, la mayoría de las veces, interna al animal para que pueda recibir altas dosis de antibióticos por vía intravenosa y recibir líquidos con nutrientes. El perro también debe ser monitoreado de cerca por el veterinario para que todos los procedimientos de emergencia necesarios se puedan realizar en cualquier momento.
Consideraciones
Los perros que han sufrido alguna forma de toxemia y se han recuperado son propensos a la recurrencia. Deben ser monitoreados en casa para detectar cualquier signo de la enfermedad, lo que requiere que sea examinado por un veterinario cuando se observen nuevamente los síntomas.
Advertencia
La presencia de grandes cantidades de toxinas en la sangre puede provocar el síndrome de choque tóxico en los perros. La debilidad muscular, el ritmo cardíaco bajo, la disminución de la presión arterial y la temperatura corporal, así como encías pálidas y mucosidad en los ojos son signos de este síndrome. El shock tóxico es extremadamente difícil de tratar y puede provocar la muerte o la necesidad de eutanasia en el animal.