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Mucho antes de que existieran los tintes químicos, la gente fabricaba tintes caseros para telas utilizando productos vegetales naturales. Las moras se utilizaron para el morado oscuro y el marrón oscuro se hizo con corteza de nuez, ya que la naturaleza ofrece un arco iris de materiales. Los tonos de las pinturas caseras pueden variar de suaves a vibrantes, dependiendo de la planta y el tiempo que se remoje la tela. Muchos artesanos utilizan tintes naturales para producir colores auténticos para edredones, y otros simplemente disfrutan del proceso de crear un aspecto personalizado para la tela, sin importar cuál sea el uso final.
Paso 1
Pica el material vegetal en trozos pequeños y uniformes. Coloque dos tazas en una olla y agregue cuatro tazas de agua. Coloque la olla en la estufa.
Paso 2
Deje que hierva el agua de la olla y luego baje el fuego para que el agua esté hirviendo. Hierva el material vegetal y el agua durante una hora. Retire la sartén del fuego.
Paso 3
Cuela el agua teñida con un colador para quitar la planta. Regrese la pintura a la sartén.
Paso 4
Prepara un fijador para la tela para que no salga el color. Si está usando bayas para la tinta, mezcle 1/2 taza de sal con ocho tazas de agua. Para otros materiales vegetales, mezcle dos tazas de vinagre con ocho tazas de agua. Coloca el líquido en una sartén con la tela y cocina por una hora.
Paso 5
Retire la tela de la olla hirviendo y luego lávela con agua fría. Gírelo para eliminar el exceso de humedad.
Paso 6
Sumerja la tela húmeda en el líquido colorante y cocine en la estufa hasta lograr el color deseado. Cuanto más tiempo lo dejes en la pintura, más fuerte será el color. Para obtener colores muy vibrantes, retire la sartén del fuego después de una hora y deje que la tela se remoje durante la noche.
Paso 7
Retire la tela de la pintura cuando haya obtenido el color deseado. Use guantes de goma para evitar que la tinta manche sus manos. Lave la tela con agua fría hasta que el agua salga clara. Cuelga la tela para que se seque.