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La sacarosa, o azúcar común, puede tener efectos graves sobre la salud. Ciertos tipos de bioquímica heredada hacen que algunas personas sean intolerantes al azúcar. Este es un problema bastante común que puede causar muchos problemas de salud. De hecho, millones de personas son intolerantes al azúcar y no lo saben. Aquellos con tal intolerancia deben cambiar su dieta para eliminar gradualmente la mayor parte de su consumo de azúcar.
Levantarse y caer
Se dice que las personas que tienen intolerancia al azúcar son "adictas" al azúcar. Esto existe por varias razones. Uno de los más importantes es cómo alguien se vuelve "alto" después de comer algo dulce. Este "subidón" es un signo claro de intolerancia al azúcar y siempre va seguido de una "caída". Alguien que no ha comido la cantidad normal de dulces durante un día presenta síntomas de hipoglucemia, una concentración anormalmente baja de azúcar en sangre. Estos síntomas incluyen fatiga y depresión. El resultado puede ser un mundo de montaña rusa donde no comer azúcares conduce a la depresión y la fatiga. Luego, después de comer, la persona toma un impulso a corto plazo de energía y una sensación de bienestar. La vida se vuelve un ciclo difícil.
Depresión
La intolerancia al azúcar a menudo se correlaciona con niveles bajos de producción de serotonina. Este es un químico cerebral extremadamente importante. Controla las emociones, proporciona una sensación de bienestar y ayuda con la capacidad de razonamiento. Las personas con intolerancia al azúcar generalmente no producen tanta serotonina como las personas que no tienen intolerancia. Por tanto, las personas intolerantes al azúcar son más propensas a sufrir depresión, ataques de pánico y ansiedad que el resto de la población. Esta baja producción de serotonina también conduce a problemas como cambios de humor, insomnio y dificultad para concentrarse.
Dolor
Las personas con intolerancia al azúcar también tienen niveles bajos de endorfinas. Esto está relacionado con la falta de serotonina. Las endorfinas son sustancias químicas que emite el cerebro cuando el cuerpo está bajo estrés. Esto ayuda a calmarse y proporciona una sensación de bienestar en momentos de dolor. Cuando las endorfinas son bajas, las personas sienten dolor con más intensidad; calmarse en situaciones estresantes es difícil. Los niveles bajos de endorfinas son un síntoma de intolerancia a la sacarosa, lo que conduce a una ansiedad intensa y una incapacidad para superar el dolor. En otras palabras, las personas intolerantes al azúcar experimentan dolor con más intensidad que el resto de la población. Tanto la falta de endorfinas como la baja producción de serotonina pueden provocar un comportamiento agresivo, sensación de agotamiento e incluso dolores de cabeza.