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Como todos los seres vivos, los hámsteres pueden tener una variedad de enfermedades a medida que envejecen. Aunque los accidentes cerebrovasculares no son comunes, pueden ocurrir entre la comunidad de roedores, especialmente por la noche, cuando el hámster está muy activo. Algunos de estos animales pueden recuperarse rápidamente y solos, pero otros pueden necesitar la ayuda de sus dueños durante varias semanas.
Inclinación de cabeza
Uno de los síntomas más habituales que presentan los roedores que han sufrido un ictus es la inclinación de la cabeza. No debe confundirse con una infección de oído, esta inclinación suele ser un efecto secundario permanente del accidente cerebrovascular. Los hámsteres pueden sobrevivir con este síntoma siempre que no se presenten cambios físicos y de comportamiento más graves.
Corriendo en círculos
El daño neurológico que acompaña a un derrame cerebral puede causar confusión mental y pérdida del equilibrio en el hámster. Los roedores que han sufrido un accidente cerebrovascular se suelen ver caminando o corriendo en círculos y, en casos más extremos, cayendo repetidamente. Quitar elementos comunes, como ruedas de ejercicio y juguetes de madera, del hábitat de la mascota ayudará a prevenir más lesiones.
Parálisis
De manera similar a los accidentes cerebrovasculares en los seres humanos, los hámsters pueden desarrollar parálisis después de un accidente cerebrovascular. Solo el tiempo dirá si esta secuela será permanente o no, y el hámster puede tardar varias semanas en levantarse y moverse de forma independiente. Hasta entonces, puede ser necesario que el propietario alimente y dé agua a la mascota manualmente, para que no se desnutrió ni se deshidrate.
Señales de advertencia
Antes del accidente cerebrovascular en sí, el hámster puede exhibir un agotamiento repentino y extremo, potencialmente colapsando después de alguna actividad. El hámster también puede permanecer muy quieto y parecer estar en trance, mirando a lo lejos y sin responder a los estímulos que lo rodean.