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La mayoría de las joyas que se venden hoy incluyen una piedra preciosa como punto culminante. Los zafiros y rubíes son dos gemas muy populares para este propósito, pero cuando se encuentran en la naturaleza, no tienen facetas ni son decorativos. Deben pulirse para resaltar su brillo y belleza. Una técnica muy utilizada en la industria es el tratamiento térmico de piedras antes de cortarlas o seleccionarlas para su uso en joyería. Este proceso resalta el color, que puede oscurecerse o cambiar ligeramente. El tratamiento se realiza en dos etapas, conocidas como "quemadura oxidativa" y "quemadura azul". La mayoría de los zafiros son más hermosos después del quemado azul.
Paso 1
Coloca las piedras en bruto muy limpias en el crisol. Les servirá de recipiente en el horno y evitará que se mezclen con piedras de otras fuentes.
Paso 2
Eleve la temperatura del horno a aproximadamente 1600 ° C; la mayoría de los hornos eléctricos utilizados para este proceso están controlados por computadora. La temperatura del horno permanece estable para permitir que la estructura cristalina se reorganice, lo que resulta en una intensificación del color o aclaramiento de las manchas lechosas. Esta etapa de tratamiento térmico se denomina combustión oxidativa, ya que el entorno del horno está saturado de oxígeno.
Paso 3
Deje que las piedras se enfríen antes de separarlas y retire las que ya hayan alcanzado una saturación de color satisfactoria.
Paso 4
Separe las piedras aceptables del resto y coloque las restantes en el crisol nuevamente para pasar por la cocción final en el horno. Esta es la quemadura azul, el proceso responsable de la mayor mejora en la apariencia del 80 al 85% de los zafiros.