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La radiculitis lumbar es un problema espinal doloroso que se origina en la región lumbar de la columna, pero puede generar una variedad de síntomas que afectan al individuo en cualquier parte, desde la columna lumbar hasta los pies. Los síntomas asociados con la radiculitis lumbar varían según el nervio o los nervios afectados. Existen varias opciones para tratar esta enfermedad, incluidos los medicamentos para el control del dolor, la terapia y la cirugía.
Definición
La radiculitis lumbar es un término amplio para una enfermedad dolorosa que ocurre en la raíz de cualquier nervio a lo largo de la parte más baja de la columna (también conocida como lumbar). El dolor puede ser el resultado de trastornos nerviosos como pellizcos, inflamación, irritación o no funcionar correctamente debido a un déficit en el suministro de sangre. Si bien los síntomas experimentados por cada individuo pueden variar ampliamente según los nervios afectados, el dolor persistente es un denominador común en todos los casos de radiculitis lumbar.
Tipos
Los diferentes tipos de radiculitis lumbar están determinados por los nervios afectados. Uno de los más frecuentes es el ciático (o ciático) en el que el dolor, la pérdida parcial del control, el entumecimiento y la debilidad en una pierna o, en ocasiones, en ambas piernas y pies se deben a problemas derivados tanto del nervio ciático como de una de las raíces. componentes nerviosos que lo componen. La compresión de otros nervios específicos en la zona lumbar da como resultado varios síntomas específicos.
Síntomas
Aunque el dolor que siente cada individuo es específico de los nervios espinales afectados, existen ciertos síntomas comunes de la radiculitis lumbar. Estos incluyen dolor en la parte inferior de la columna, que generalmente se extiende por debajo de las nalgas en un lado dado ya lo largo de la pierna en ese mismo lado; dolor delgado en la región de la cadera; y dolor a lo largo de toda la parte posterior de la pierna, que puede describirse como pinchazos o ardor. Aunque el dolor puede aumentar o disminuir en determinados períodos y con determinadas actividades o posiciones, la mayoría de quienes lo afrontan coinciden en que nunca cede por completo.
Diagnóstico
Antes de que un médico pueda diagnosticar de manera asertiva la radiculitis lumbar, se debe realizar un examen físico completo para descartar cualquier otro problema clínico. Una vez hecho esto y descartadas las demás hipótesis, el siguiente paso sería realizar una serie de estudios de imagen, incluida una tomografía computarizada y una resonancia magnética nuclear. Además, las pruebas que pueden investigar la integridad de la conducción nerviosa del tejido en cuestión, como la electromiografía o la prueba de potenciales evocados, podrían usarse para determinar si un nervio específico ha sido dañado. También se puede solicitar una mielografía, en la que se inyecta contraste en la médula espinal para tomar radiografías del área en cuestión, con el fin de obtener una mejor evaluación de los posibles nervios afectados.
Tratamiento
La radiculitis lumbar se puede tratar de varias formas. Casi todas las opciones terapéuticas se dividen en tres categorías: manejo del dolor, terapia o cirugía.
Los analgésicos, relajantes musculares, antiinflamatorios y anestésicos se utilizan de forma rutinaria para ayudar a las personas a sobrellevar el dolor de esta enfermedad. Una vez que se ha controlado el dolor, la persona puede cambiar a una de varias opciones terapéuticas, como fisioterapia, masajes o ayuda quiropráctica. Si la terapia no alivia el malestar y, especialmente, si el dolor se origina en una hernia de disco, la cirugía puede ser una opción de gran éxito.