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La razón más común para controlar la temperatura de un gato es determinar si tiene fiebre o no. La temperatura normal de un gato está entre 38 y 39ºC, y su estado de salud puede caracterizarse como fiebre cuando la temperatura supera los 39,2ºC durante un período prolongado, según WebMD. Las fiebres pueden ser útiles en la lucha contra enfermedades, pero si superan los 41ºC, pueden provocar graves daños en los órganos internos, por lo que deben ser tratadas inmediatamente por un veterinario. Aunque no es posible obtener una lectura precisa sin un termómetro, puede saber si la temperatura de su gato está por encima de lo normal con unos sencillos pasos.
Paso 1
Toca la nariz de tu gato con tu dedo. Si hace calor y está seco, puede ser una señal de que está deshidratado y tiene fiebre. Tenga cuidado con los comportamientos extraños que puedan indicar que su gato está enfermo, como letargo o falta de apetito.
Paso 2
Pasa tu mano por el pelaje de tu gato, acariciándolo suavemente. Recuerde que el cabello puede estar un poco más caliente de lo normal si ha estado al sol o cerca de un horno o calefactor, así que no lo utilice como único método para detectar fiebres.
Paso 3
Sienta las orejas del gato con los dedos. Recuerda que la temperatura de tu mascota es significativamente más alta que la de los humanos, por lo que estará caliente al tacto. Presta atención a tu gato cuando sepas que se siente bien, para saber cuándo se ve más sexy de lo normal. Esto le ayudará a saber cuándo su temperatura es muy alta.
Paso 4
Toque la punta de la oreja de su gato con los labios para obtener una lectura de temperatura más precisa. Coloque suavemente 1 cm de la parte superior de la oreja de su gato entre sus labios para determinar si está más caliente de lo normal. Tus labios son más sensibles que tus manos, por lo que podrás detectar las diferencias de temperatura con mayor facilidad.
Paso 5
Esté atento a los signos de dolor o somnolencia excesiva, o si su mascota no está actuando normalmente. Un malestar general combinado con su gato caliente al tacto puede significar fiebre. Siempre que creas que tu mascota puede tener fiebre, lo mejor es llevarla a un veterinario, donde un profesional podrá medir su temperatura exacta con un termómetro.