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Es posible matar una planta por un cuidado excesivo. El exceso de fertilización ocurre cuando el jardinero aplica más fertilizante de la dosis recomendada, cuando las plantas se abonan sin haber sido regadas previamente, o cuando el producto se deposita sobre las hojas. Los signos de sobrefertilización son evidentes: manchas marrones o amarillas en las hojas, debilitamiento y muerte.
Paso 1
Diluya la cantidad de fertilizante en el suelo lixiviando con agua. La lixiviación consiste en colocar grandes cantidades de agua alrededor de las raíces para que los fertilizantes penetren más profundamente en el suelo, para traspasar las raíces.
Paso 2
Deje que la manguera deposite agua en la base de la planta durante al menos media hora.
Paso 3
Llena la maceta con agua y escúrrela al menos cuatro veces, si la planta está en el recipiente. El nitrógeno presente en los fertilizantes daña las raíces e impide que la planta absorba nutrientes. El proceso de drenaje elimina el fertilizante de las raíces.
Paso 4
Quite las hojas dañadas o con aspecto quemado con unas tijeras. Las hojas muertas no se pueden recuperar, lo mejor es eliminarlas por completo. La planta eventualmente generará nuevas hojas.
Paso 5
Enjuague las plantas con agua limpia después de fertilizarlas con fertilizantes ricos en nitrógeno. Eliminar el exceso de fertilizante de las hojas reduce la probabilidad de quemaduras. El enjuague funciona aún mejor con agua caliente.