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Tener una mascota implica mucho más que simplemente proporcionarle un hogar seguro y alimentos de calidad. Las mascotas pueden ensuciar y sus excrementos pueden tener un efecto perjudicial en vidas humanas. Los gatos, en particular, pueden causar una cantidad estimada de daño simplemente si no orinan en sus bandejas de inodoro. Algunos gatos orinan por toda la casa, lo que puede afectar negativamente la calidad del aire en la casa. La orina de gato contiene varias bacterias y está compuesta predominantemente de amoníaco, que es una sustancia nociva para algunos seres humanos.
Desmayos, vómitos y mareos
La respuesta inicial de los humanos a la exposición a la orina de los gatos es la sensación de que la cabeza gira, que se debe a la presencia de amoníaco. En los casos en los que la concentración de amoniaco es mayor, el mareo suele ser el precursor de los vómitos o incluso del desmayo. Incluso si la orina de gato tiene niveles bajos de amoníaco, la micción repetida en alfombras, muebles de madera o paneles puede crear niveles muy altos de amoníaco en el aire dentro de la casa. Sin una limpieza adecuada con un producto enriquecido con enzimas, la orina de gato nunca se puede eliminar, ya que contiene una sustancia pegajosa que se adhiere a las superficies.
Irritación de ojos y piel
Tanto los ojos como la piel pueden irritarse bastante por el aire pesado de amoníaco en la casa. Los ojos pueden volverse secos, con picazón, llorosos y propensos a las infecciones. La exposición prolongada al amoníaco también puede provocar daños irreversibles en los ojos o incluso ceguera. La piel que entra en contacto con objetos saturados de orina, como pisos porosos o pisos de madera sin barniz, puede presentar erupciones cutáneas que parecen quemaduras. Si no se cuidan, pueden progresar a lesiones cutáneas dolorosas que pueden infectarse.
Peligros respiratorios
Los efectos más peligrosos de la orina de gato en los seres humanos se producen cuando se inhalan. Los vapores de amoníaco pueden tener un efecto catastrófico en el sistema respiratorio, especialmente durante un período prolongado.Algunas de estas reacciones adversas incluyen tos, aumento de esputo, infecciones respiratorias, daño a la tráquea que puede resultar en edema alveolar y bronquitis. El amoníaco irrita los pulmones y puede dificultar enormemente la respiración. Sin la atención médica adecuada, los pulmones pueden infectarse y verse afectados sin más tratamiento. La inhalación constante de amoníaco puede incluso causar asfixia fatal.