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Helicobacter pylori es una especie de bacteria que afecta a muchas personas en el mundo, pero solo el 20% de estas presenta algún síntoma negativo. Para aquellos que tienen síntomas, existe la posibilidad de problemas estomacales, incluidas úlceras. Aunque existen algunas teorías de que la bacteria puede tener un efecto beneficioso, el consenso general es que debe ser erradicada del organismo cuando se diagnostica.
Frambuesas
Las frambuesas tienen una de las concentraciones más altas de ácido elágico, una sustancia poderosa que combate las enfermedades. Este fitoquímico se puede encontrar en los arándanos, las fresas y ciertos frutos secos, y se ha demostrado que es antiviral, anticancerígeno, antimutagénico y antibacteriano. El ácido elágico destruye las bacterias que atacan el estómago. Este poderoso fitoquímico se conserva, sin importar si las frambuesas están cocidas o congeladas y también es un agente natural eficaz para combatir las bacterias.
Brócoli
Un estudio japonés en abril de 2009 encontró que el brócoli es un remedio natural eficaz contra H. pylori. Este estudio se ha probado cada vez más desde entonces. En la prueba, se encontró que el sulforafano en los brotes de brócoli redujo las colonias de la bacteria H. pylori en los sujetos evaluados. Los sulforafanos, como el ácido elágico, tienen propiedades antimicrobianas, anticancerígenas y antidiabéticas. Como los síntomas regresaron cuando cesó la suplementación con brócoli, se puede suponer que debe ocurrir la adición continua de sulforafanos antimicrobianos a la dieta.
Canela y especulación
Un estudio israelí en 1998 encontró que los extractos de canela ayudaron al estómago a combatir la H. pylori. En ese estudio, los extractos de canela inhibieron las reacciones catalíticas de las enzimas ureasas en las células de H. pylori. Esto evita que la bacteria realice todas sus funciones necesarias. Se ha descubierto que la canela actúa como un antibiótico común. Hay varias otras sustancias que, según se afirma, tienen la capacidad de combatir la H. pylori, por ejemplo, hierbas como el ajo y el jengibre, aceites como el coco y el orégano e incluso el vinagre de sidra de manzana. Sin embargo, hay poca evidencia en un estudio científico. Consulte a su médico antes de usar cualquiera de estos métodos naturales no verificados.
