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Las puntas (también conocidas como el quinto dedo) son los dedos ubicados en la parte más alta del lado interno de las patas delanteras. Si bien existen muchas teorías sobre por qué los perros tienen estos dedos adicionales, algunos aficionados a los perros creen que ya no son útiles en la actualidad. Las puntas tienen irrigación sanguínea y son sensibles al dolor, por lo que duelen y sangran cuando se lesionan. Mantenerlos limpios y recortados reducirá la posibilidad de lesiones.
Las causas internas
Algunas de las causas más comunes de lesiones ergonómicas se encuentran en el interior y no en el exterior. Las estructuras artificiales, como el aire acondicionado y las rejillas de calefacción, son algunas de las causas más comunes. Otros factores incluyen telas, como edredones o alfombras de crochet, y muebles hechos de mimbre o alambre que también pueden ser los culpables. Los cachorros también pueden curvar o torcer el quinto dedo durante el juego regular o sujetarlo a lo que parecía ser un juguete seguro.
Causas externas
Aunque las causas internas son comunes, las lesiones en el quinto dedo también pueden ocurrir en un entorno natural. Las lesiones externas más comunes son causadas por trepar, correr o cavar alrededor de repisas y rocas. Los arbustos, el terreno denso y los arbustos también son amenazas potenciales. Las cercas, las raíces de los árboles, la madera y los montones de rocas y el terreno irregular pueden enroscar o romper el ergô. Tanto a los perros de caza como a los de compañía se les puede quitar el quinto dedo por las mismas razones.
Tratamiento inmediato
Si le sangra el dedo, envuélvalo con un paño o una toalla de papel para detenerlo. Luego, aplique presión directa y firme sobre él durante cinco a diez minutos. El polvo hemostático se puede utilizar para detener el sangrado, al igual que la maicena, que funciona muy bien. Si al perro no le gusta que lo manipulen, trate de contenerlo con una toalla o manta y un hocico del tamaño adecuado.
Cuidado profesional
Lleve al perro al veterinario para que lo examine. Si no se puede guardar, será necesario quitarlo para evitar más lesiones. Aunque hay debates en curso sobre su eliminación incluso antes de que presente un problema, es el propietario quien debe tomar la decisión final.