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La época medieval abarcó un amplio período de tiempo, desde aproximadamente 1066 hasta 1485, y fue un momento electrizante para la moda, especialmente para la realeza. El sistema feudal funcionaba plenamente en Europa y sus suntuosas leyes mantenían las mejores prendas lejos de los campesinos y la gente de las clases bajas. Los elaborados trajes para reyes y reinas medievales se confeccionaron solo con las mejores telas y los colores más vivos.
Colores
Los sistemas de teñido de ropa eran muy caros en ese momento y solo la nobleza podía adquirir tal lujo. Los reyes y las reinas solían elegir los colores más intensos de azul y rojo, este último procedente de un insecto que se encuentra en el Mediterráneo. El verde se creó a partir de líquenes y, para el azul, se utilizó extracto fermentado de las hojas de una planta llamada Pastel (Isatis tinctoria L.).
Tejidos
Las telas reales, como el terciopelo y la seda, generalmente se importaban, y solo la realeza podía usar seda dorada y púrpura. Las Cruzadas tuvieron un tremendo impacto en la moda debido a la importación de muchas telas exóticas a Europa, como el satén. Las pieles de animales eran populares, principalmente piel de zorro y piel de armiño, una especie de comadreja.
Capas
El vestido de la realeza y la nobleza femenina constaba de muchas capas. Su ropa interior estaba compuesta por pantalones, leotardos, un camisón y estaba cubierta con una enagua de lino o seda. Encima de la falda venía un vestido largo que fluía detrás de la mujer noble y ese vestido estaba cubierto con una lujosa túnica. En el interior del castillo se usaban zapatos especiales y otros pares, hechos de madera y cuero, se usaban para paseos y exteriores.
Decoración
La realeza adornaba su ropa con encajes, bordados y piedras preciosas para aportar más refinamiento a su guardarropa. Las pieles de animales adornaban las mantas de las mujeres y los puños de las camisas de los hombres. La mujer real generalmente se cubría el cabello con mantas de seda, pero después de que aparecieron los sombreros, se convirtieron en la moda preferida en la Edad Media. Con el paso del tiempo, los sombreros se volvieron más grandes, extravagantes y en general puntiagudos.