Contenido
El sangrado rectal en perros puede tener varias causas. El más común es el estreñimiento, que causa heces duras y secas. Otras causas más graves son los parásitos, los tumores en el ano o el colon, las fisuras rectales y la inflamación de las glándulas anales. La mayoría de los sangrados no están relacionados con problemas de salud más graves y pueden detenerse en unos días. Pero, aunque es un síntoma canino común, es importante diagnosticarlo para descartar problemas más graves.
Paso 1
Lleva tu perro al veterinario. Se le realizará una evaluación física y un examen de la región rectal, el profesional podrá solicitar un análisis de sangre o de heces. Es posible que se requiera una endoscopia para diagnosticar enfermedades como colitis o pólipos intestinales. Muchos perros sangran sin motivo aparente, pero es importante dejar que el veterinario examine y descarte problemas más graves.
Paso 2
No deje que su perro coma huesos u otras cosas que no pueda digerir. Cuando esto ocurre, generalmente se resfría, lo que provoca una hemorragia rectal. No deje huesos al alcance del animal (cubra su bote de basura) y mantenga el piso lo más limpio posible. Preste atención cuando lo lleve a caminar, no le permita comer alimentos u objetos que encuentre en el camino.
Paso 3
Cambia la dieta del perro. El estreñimiento puede ser causado por la dieta. No le dé restos de comida humana, ya que pueden atrapar sus intestinos. Para ayudar a que el intestino funcione mejor, mezcle calabaza, salvado o frijoles secos con la comida del animal. Estos son alimentos ricos en fibra que estimulan el trabajo del intestino. Continúe mezclando los alimentos recomendados hasta que haya pasado el estreñimiento.
Mantén al animal hidratado. Anímelo a beber más agua llevándolo a caminar una o dos veces al día. Beber líquidos suaviza las heces y reduce las posibilidades de estreñimiento.
Paso 4
Vacía las glándulas anales. El sangrado rectal puede ocurrir cuando las glándulas no se vacían naturalmente. Hay dos pequeñas glándulas ubicadas dentro del ano del animal. La mayoría de los perros pueden vaciarlos por sí mismos, pero a veces las glándulas se ponen rígidas y causan malestar. El perro tiende a frotarse el trasero contra el suelo para tratar de eliminar los líquidos de la glándula.
Para vaciarlos, coloca un paño sobre el ano y presiona los lados. Use un par de guantes, ya que la secreción puede tener olores desagradables. Si las glándulas no se vacían correctamente, puede producirse un absceso en la piel del animal. En el caso de un absceso en las glándulas anales, el veterinario debe tratar y recetar antibióticos.