Contenido
- Alergia al moho
- Sensibilidad a la tiramina
- Alergia a los lácteos
- Intolerancia a la lactosa
- Diagnostico y tratamiento
La alergia al queso es causada por una reacción adversa en el cuerpo, que ocurre después de comer. Esta reacción hace que el anticuerpo inmunoglobulina E (IgE) reconozca las sustancias químicas, las proteínas o el moho que se encuentran en el queso como sustancias nocivas. Los anticuerpos defienden el cuerpo liberando histaminas químicas para combatir el alérgeno del queso. La producción de histamina causa inflamación de las fosas nasales, pulmones, oídos, ojos y piel, lo que provoca reacciones alérgicas que pueden provocar una variedad de síntomas.
Alergia al moho
Las personas que padecen alergias a la penicilina y al moho son susceptibles al desarrollo de alergias de reacción cruzada a los quesos añejos, como el gorgonzola y el asiago, que contienen moho. La alergia al queso curado generalmente produce síntomas alérgicos orales identificados por picazón, picazón o sensación de ardor en los labios, lengua, boca y garganta. Estos síntomas se desencadenan cinco minutos después de la ingestión y pueden ir acompañados de irritación de la piel, hinchazón facial, sinusitis, congestión nasal, estornudos, conjuntivitis alérgica y asma.
Sensibilidad a la tiramina
La tiramina es una sustancia química que se encuentra en los alimentos fermentados. Este aminoácido estimula las respuestas de la histamina en personas alérgicas con sensibilidades químicas, lo que resulta en niveles excesivos de histamina, que circula por todo el cuerpo y empeora los síntomas preexistentes o provoca reacciones como estornudos, congestión, picor de ojos, urticaria, aumento de los latidos del corazón, dolores de cabeza, presión arterial alta y dificultad para respirar. La tiramina se encuentra en quesos procesados, quesos a base de soja y quesos añejos como parmesano, romano, asiago, brie, americano, roquefort, gouda, provolone y colby.
Alergia a los lácteos
La alergia a los productos lácteos como la leche y el queso provoca reacciones debido a proteínas alergénicas que el cuerpo no puede procesar. El queso, especialmente el más duro, contiene caseína y suero, siendo la caseína el principal desencadenante de la alergia. La alergia al queso provoca síntomas de falta de atención, letargo, ojeras, erupciones cutáneas, picor, urticaria, eccema, malestar digestivo indicado por náuseas, vómitos, calambres, diarrea, además de problemas respiratorios como congestión, sibilancias, opresión en el pecho, dolor de garganta y ataques de asma.
Intolerancia a la lactosa
Las personas con intolerancia a la lactosa sufren síntomas gastrointestinales que imitan los síntomas de una alergia a los lácteos, como hinchazón, calambres, náuseas, flatulencia y diarrea, lo que a menudo hace que ambas afecciones se confundan. La intolerancia a la lactosa ocurre debido a deficiencias de lactasa en el sistema digestivo y el cuerpo no puede producir las enzimas necesarias para digerir la lactosa contenida en los productos lácteos. Los médicos realizan pruebas de respiración para diagnosticar o eliminar la posibilidad de intolerancia a la lactosa, que es útil para diagnosticar y tratar las alergias a los productos lácteos.
Diagnostico y tratamiento
Las alergias al queso se tratan de forma más eficaz evitando los estímulos. Mantener un registro de los síntomas puede ayudar a determinar el origen de la alergia, mientras que las reacciones a los alimentos pueden dar otras pistas sobre si existe una alergia a la leche o una sustancia química. La ricota y el requesón pueden ser sustitutos de la dieta para las personas alérgicas al moho y la tiramina, ya que no contienen ingredientes alérgenos activos. Los síntomas de la alergia al queso se pueden tratar con antihistamínicos, inhaladores y corticosteroides orales y tópicos.