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Las cáscaras de limón se pueden conservar secándolas, lo que permite guardarlas para su uso posterior. Ponlos en un popurrí casero, para dar frescura a los cajones y alacenas o rallalos, para usar en recetas. El proceso de conservación de la corteza es sencillo, saliendo con un producto útil y versátil, que huele bien.
Paso 1
Retire la piel de tres limones con el pelador de verduras. Haz cada uno de 1,2 cm de ancho para que se seque más rápido.
Paso 2
Retire las partes blancas del interior de la cáscara, utilizando el cuchillo o un tenedor de pomelo aserrado. Ráspelo para acercarse lo más posible al caparazón sin perforarlo. Tira estas piezas.
Paso 3
Precalentar el horno a 90º C. Extender las cáscaras en un molde para horno, en una sola capa. Ponlos en el horno para que se sequen.
Paso 4
Gire las cáscaras cada 20 minutos y manténgalas en el horno hasta que estén completamente secas. Deje secar de 60 a 90 minutos. Retire la sartén y colóquela en un aparador de sartenes.
Paso 5
Saca las cáscaras del molde con una espátula y colócalas en una rejilla del horno para que se enfríen. Deje enfriar completamente.
Paso 6
Guarde las conchas en un frasco de vidrio con tapa, en una despensa o en otro lugar seco y fresco.