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Incluso con las herramientas adecuadas, rallar un limón puede ser una tarea complicada. Siempre existe la posibilidad de rallar accidentalmente los dedos y también se debe tener cuidado de no alcanzar los granos extremadamente amargos. Sin un rallador, el proceso suele tardar un poco más, ya que se necesitan más pasos. Sin embargo, el resultado será casi indistinguible de una cáscara de limón verdaderamente rallada.
Paso 1
Frote y lave bien el limón; esto es muy importante, ya que es la capa más externa de la piel la que se rallará. De esta forma evita consumir plaguicidas, suciedad u otros contaminantes que pueda contener.
Paso 2
Corta la capa más externa de la cáscara de limón con un cuchillo afilado. Puedes cortarlo en tiras o intentar pelarlo en espiral, como una manzana. Examine la corteza para asegurarse de que no haya granos cortados juntos. Si hay alguno, quítelo con cuidado con el cuchillo.
Paso 3
Coloque la cáscara de limón en una tabla de cortar. Use un cuchillo grande para picarlo finamente hasta que alcance el tamaño deseado.