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Los riñones son órganos que funcionan como un filtro para eliminar los desechos de la sangre y convertirlos en orina. Además de las infecciones del tracto urinario, existen trastornos más complejos que pueden hacer que aumente el tamaño de los riñones. Estos trastornos incluyen displasia renal, enfermedad renal poliquística y enfermedad renal quística. Estas enfermedades pueden ser graves y requerir tratamiento médico.
Displasia renal
La displasia renal ocurre cuando un riñón se desarrolla de manera anormal debido a quistes que crecen en él en lugar del tejido renal normal. La displasia renal es exclusiva de los fetos y se desarrolla en el útero. Puede detectarse mediante ecografía. Por lo general, el trastorno no es un problema. En general, el bebé puede vivir con un solo riñón. En casos más graves, la enfermedad puede afectar a ambos riñones. Es raro que un feto sobreviva en el útero si esto ocurre. Sin embargo, los bebés que sobreviven a todo el embarazo con este problema deben recibir un trasplante casi inmediatamente después del nacimiento. La mayoría de los niños con displasia renal no tienen que someterse a ningún tratamiento, especialmente si no presentan síntomas como dolor abdominal e hipertensión. Pero si los síntomas se desarrollan y persisten, entonces puede ser necesaria la extirpación del riñón.
Poliquistosis renal
La enfermedad renal poliquística hace que el tamaño de los riñones aumente como resultado de los diversos quistes que se desarrollan en él. El trastorno es genético; un niño tiene una probabilidad entre dos de desarrollar la enfermedad si el gen está presente en uno de los padres. La enfermedad renal poliquística se diferencia de la displasia renal en que no ocurre exclusivamente durante el desarrollo del bebé. De hecho, aunque esta enfermedad puede desarrollarse en niños, en la mayoría de los casos se encuentra en adultos de mediana edad. Una de cada 1,000 personas en los Estados Unidos se ve afectada por este trastorno renal. Es posible que los síntomas no se desarrollen durante varios años. Pueden incluir hipertensión, somnolencia, micción excesiva, dolor abdominal y articular. En casos leves, se pueden usar medicamentos para la presión arterial para tratar los síntomas de la poliquistosis renal. En los casos más graves, donde los quistes se vuelven dolorosos y tal vez infectados, se drenan o se extirpan los riñones por completo.
Enfermedad renal quística adquirida
En personas con enfermedad renal quística adquirida, las masas de quistes hacen que el riñón parezca agrandado. Sin embargo, se diferencia de la poliquistosis renal en que es el resultado de una enfermedad renal existente. La enfermedad renal quística adquirida afecta tanto a adultos como a niños, y generalmente se desarrolla cuando hay insuficiencia renal. La enfermedad renal quística adquirida no presenta síntomas. De hecho, los quistes son prácticamente inofensivos y se detectan mediante resonancia magnética nuclear, ecografía y tomografía computarizada (TC). Si los quistes se infectan, se tratarán con antibióticos. Los quistes muy grandes se drenan con agujas insertadas en el abdomen. Rara vez se realiza una cirugía para extirpar los quistes. La enfermedad desaparece después de que una persona ha tenido un trasplante de riñón.