Contenido
Hace un siglo, cuando la gente todavía tenía la costumbre de considerar que todas las partes de un animal debían usarse, los cabritos y las carnes especiales eran muy populares. Estos hábitos se dejaron de lado a lo largo del siglo XX, pero la ampliación de los horizontes culinarios interculturales revivió el interés en partes como los riñones, las tripas y la lengua de los animales. La lengua fría fue un ingrediente importante en la preparación de sándwiches y bufés fríos y se prepara fácilmente en casa.
Paso 1
Lávese la lengua con agua corriente fría y colóquela en la sartén. Luego agregue suficiente agua fría para cubrir la carne y sal moderadamente. Si está utilizando este ingrediente en una receta específica, sazone el agua de cocción como se sugiere.
Paso 2
Coloca la sartén a fuego medio y deja que el agua se caliente hasta que esté a punto de hervir. Cocine la lengua hasta que esté tierna, lo que tardará entre tres y cuatro horas, dependiendo del tamaño.
Paso 3
Retire la lengua de la sartén con unas pinzas o un tenedor de barbacoa y déjela enfriar hasta que pueda manipularla cómodamente. Use la punta de un cuchillo afilado para marcar la piel de su lengua, dividiéndola en dos o más pedazos.
Paso 4
Coloque su lengua sobre una tabla de cortar y deslice el extremo del cuchillo debajo de la piel en la punta de su lengua, hasta que suelte una porción lo suficientemente grande como para agarrarla con la mano. Sostenga la piel firmemente entre el pulgar y el índice; si es necesario, utilice un paño limpio para que se adhiera mejor. Luego, tire de la piel hacia atrás, separándola de la lengua. Debería desprenderse fácilmente con solo aplicar una fuerza moderada.
Paso 5
Repita el procedimiento para quitar el resto de la piel. Luego, gire la lengua para que pueda ver la parte más gruesa en la base. Habrá varios trozos de cartílago en esta zona, que serán muy visibles. Retire estas partes también con el cuchillo. Después de estos pasos, la lengua estará lista para usar o para ser envasada y refrigerada.