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Los ligamentos son fibras de tejido fuertes y flexibles que conectan los huesos. Por lo general, pueden inflamarse como resultado de una lesión reciente, como un estiramiento causado por un esguince. Cuando esto ocurre, el tejido alrededor del ligamento está rojo, inflamado, doloroso y difícil de mover. Afortunadamente, como lesiones como estas son comunes, los tratamientos son abundantes y sencillos.
Tratamiento
Para lesiones menores, en las que el ligamento se lesionó pero no se rompió, el tratamiento se puede realizar en casa. Asegúrese de dejar el pie en reposo y no intente mover el ligamento inflamado. Cuando esté acostado, levante el pie por encima del nivel del cuerpo. Aplique bolsas de hielo para reducir la hinchazón. Además, congele una botella con 3/4 de agua y gírela sobre el contorno de su pie para ayudar a aliviar el dolor. Coloque una toalla de papel o un paño fino en su pie antes de aplicar hielo para evitar la congelación. Si siente dolor al moverse, inmovilice el pie con cinta deportiva.
Hay varios medicamentos recetados y de venta libre disponibles para reducir la hinchazón en los ligamentos lesionados. Para los casos leves, el acetaminofeno puede reducir el dolor y el ibuprofeno se puede utilizar para reducir la inflamación. Busque consejo médico antes de tomar analgésicos fuertes, especialmente si el ligamento está roto de alguna manera o el dolor no responde a los medicamentos convencionales.
Si el ligamento se ha dañado gravemente, se ha desgarrado total o parcialmente, consulte a un médico de inmediato. Puede ser necesaria una cirugía para reconstruir o reemplazar el tejido lesionado. Por lo general, es necesario un yeso para mantener el pie quieto durante un período de tiempo prolongado. Además, el médico puede prescribir fisioterapia para combatir la atrofia que se produce de forma natural como consecuencia de lesiones como la inflamación de los ligamentos del pie.
Prevención
Proteja los ligamentos del pie antes de que se lesionen o se inflamen. Lleve siempre calzado adecuado al correr o hacer deporte, asegurándose de que sean del tamaño y forma adecuados, mejorando el contacto del pie con el suelo. No ignore ninguna molestia en ninguna parte del pie, especialmente si persiste durante más de unos minutos. Nunca continúe corriendo ni aplique presión innecesaria a un pie lesionado. Esto puede causar más daño, a veces permanente, a los ligamentos.