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Una vez relegada a los márgenes del debate de políticas públicas, la preocupación por los efectos de los metales pesados como el arsénico, cadmio, mercurio y níquel intensificó la información sobre sus impactos ambientales, dándolos a conocer. La contaminación de las aguas subterráneas y del suelo son solo dos de los principales riesgos potenciales para la salud pública relacionados con los metales pesados. También han surgido preocupaciones sobre imperfecciones óseas, aumento de la presión arterial, daño renal y cáncer de pulmón, según el tipo de sustancia involucrada.
El resumen básico
Al existir como componentes naturales de la corteza terrestre, los metales pesados se clasifican como componentes químicos de baja densidad, aún altamente tóxicos o venenosos cuando se concentran, como el cadmio, el plomo y el mercurio, que presentan los mayores riesgos de contaminación. Los sistemas de suelo y agua son los puntos de entrada más comunes de los metales pesados, cuya tendencia a bioacumularse, o acumularse en organismos animales y humanos, los hace peligrosos, desde el punto de vista de la salud pública.
Efectos del cadmio
Utilizado principalmente en baterías recargables de níquel-cadmio, las emisiones de compuestos de cadmio se han disparado drásticamente, porque muchos de los productos domésticos que contiene no se reciclan, sino que terminan desechados en la basura doméstica. Los riesgos para la salud asociados con el cadmio incluyen fracturas óseas, daño renal y una mayor posibilidad de imperfecciones y fracturas óseas.
Efectos de plomo
Observada en polvo, pintura y escamas de tierra en casas antiguas, la exposición al plomo también ocurre a través de alimentos o tubos que contienen este material. Los niveles elevados pueden producir efectos tóxicos graves en el tracto gastrointestinal, las articulaciones, los riñones y el sistema reproductivo. También es posible que se produzcan daños nerviosos agudos. También se han documentado caídas en los niveles de CI en niños, que se encuentran con niveles intermedios de intoxicación en el torrente sanguíneo.
Efectos del mercurio
La exposición al mercurio se encuentra entre los problemas de contaminación ambiental más graves. Los accidentes cerebrovasculares son uno de los casos más comunes de exposición. Los residuos de combustibles fósiles también pueden terminar en canales de agua y convertirse por bacterias en metilmercurio, la forma más tóxica. Incluso pequeñas cantidades de esta sustancia pueden provocar daños neurológicos y la muerte. Niveles excesivos de elementos, o mercurio metálico, pueden lesionar fatalmente o dañar permanentemente el cerebro y los riñones.