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El género Ficus tiene más de 800 especies, incluidas algunas plantas comunes, como el caucho, el llanto y la lyrata. Si recibe la luz adecuada, se riega regularmente y se mantiene libre de plagas, su ficus se convertirá en un árbol sano. Sin embargo, pueden surgir problemas, incluso con la mejor atención. Uno de estos problemas es la caída de las hojas después de que se vuelven marrones. Este problema común se puede resolver una vez determinada la causa.
Poca agua
Los árboles de Ficus crecen naturalmente en las regiones tropicales donde se produce la lluvia, en lugar de cambiar las temperaturas. En la naturaleza, cuando llega la estación seca, el árbol pierde sus hojas para retener agua dentro de la madera y las raíces. En el interior, es fácil olvidarse de regar las plantas. Cuando su ficus se seca, las hojas comienzan a dorarse y luego se caen. Una vez que note la caída de las hojas, riegue el ficus semanalmente para mantener la tierra húmeda pero no mojada. Proporcione a los árboles suficientes macetas grandes de agua para que lleguen a las raíces en el fondo de la maceta.
Cambio de ambiente
Los árboles de Ficus tampoco manejan bien los cambios. Si mantiene su árbol al aire libre durante el verano para recibir más luz o exposición al calor y al aire húmedo, notará que las hojas se volverán marrones y luego se caerán cuando lo vuelva a traer adentro. Siempre que el árbol esté en un lugar luminoso y cálido y reciba mucha agua después de ser movido, se recuperará del movimiento sin más cuidados. Esto también sucede cuando compras un nuevo ficus.
Minerales en el agua
Después de mojar los ficus, la humedad sube por el tronco hasta las hojas. Como parte de la fotosíntesis, las hojas liberan agua a través de un proceso llamado transpiración. Las hojas solo sudan agua, porque cuando el agua contiene sales y minerales, estos se quedan atrás. Los restos de sales y minerales hacen que las hojas se quemen, se pongan marrones y finalmente se caigan. Riegue los ficus durante varios meses con agua destilada y observe si las hojas se recuperan.
Mala ubicacion
Los árboles de Ficus necesitan un punto brillante, pero no luz solar directa. También prefieren un área cálida y sin corrientes de aire. La luz solar excesiva quema las hojas del árbol y las hace caer. Demasiada sombra hace que el árbol ralentice su crecimiento, lo que también hace que las hojas se vuelvan marrones y se caigan. Si se coloca en un lugar frío, cerca de un calentador o aire acondicionado, el árbol experimenta un estrés de temperatura y pierde sus hojas.