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Comúnmente llamada palo de agua, la dracena requiere poco mantenimiento, es resistente y muy valorada por su interesante forma. Muy comercializada, la dracena se reconoce fácilmente por el grueso tallo dorado y las hojas rayadas que emergen de su copa. Tanto el follaje como el tallo necesitan poda para mejorar la apariencia general y la salud de la planta, pero es mejor podar lo menos posible para mantener la integridad de la planta.
Paso 1
Inspeccione la dracena para ver qué áreas necesitan poda, buscando hojas marrones y tallos dañados o palos que ya no producen follaje. Realice una poda intensa a principios de la primavera y un mantenimiento periódico durante todo el año, cuando ocurra un problema.
Paso 2
Seleccione la herramienta adecuada para el tipo de poda. Elija pinzas de podar para recortar o podar el follaje amarillo, tijeras de podar para quitar todas las hojas y una sierra para podar las ramas.
Paso 3
Corta las hojas amarillas a medida que aparecen y usa las pinzas de podar para cortar las hojas amarillas o marrones. Retire la zona afectada y luego puede inclinar la hoja imitando su forma natural. Retire toda la hoja si más de la mitad es amarilla.
Paso 4
Retire las hojas enteras, cortándolas cerca del tallo y corte la base de la hoja con unas tijeras de podar. Coloca las tijeras cerca del tallo al cortarlas y deja intacto el nudo en el que emergió la hoja para que nazca nuevo follaje.
Paso 5
Corte la parte superior de los palos dañados o inactivos con una sierra de podar; la parte superior del tallo debe ser plana y uniforme. Haga un corte de 35 cm por encima de un conjunto sano de nudos de hojas y retire todo el tallo, si está marchito o suave al tacto.
Paso 6
Resuelva cualquier problema subyacente que esté causando daños a la planta y reduzca el riego a una taza cada 10 días, si el problema es el exceso de humedad. Evite y trate las infestaciones de cochinillas, cercopoides o pulgones, ya que estas plagas hacen que las hojas se pongan amarillas y las ramas se marchiten.